El precio de venta al público puede afectar significativamente a la experiencia y la elección del comprador. El valor del producto o de la marca puede percibirse negativamente como resultado de una mala gestión del precio, lo que puede afectar a la fidelidad del consumidor y a sus decisiones de compra.
La fijación de precios al por menor debe ser eficaz, y los recursos deben asignarse a actividades que realmente promuevan el objetivo. Un precio adecuado puede aumentar la cuota de mercado y la rentabilidad, al tiempo que ofrece a los clientes una experiencia de compra agradable.
Las dificultades para mantener la constancia de precios durante el Buen Fin son un buen ejemplo de ello. En algunas circunstancias, las promociones y descuentos no se aplican correctamente en todos los puntos de venta, lo que provoca incoherencias, confusión y molestias a los clientes. Esta contradicción perjudica la reputación de la marca y la experiencia de compra del consumidor.
En estas situaciones, se pone de relieve el valor de una gestión de precios precisa y coherente. Invertir en tecnología que facilite la gestión de precios y reduzca los errores puede ayudarle a prevenir estos casos y garantizar a los clientes una experiencia de compra satisfactoria.
Para reducir los errores de fijación de precios y ofrecer mayor precisión y eficacia, la tecnología ha demostrado ser un potente aliado. Los minoristas que las utilizan obtienen grandes beneficios, como menos pérdidas por errores en los precios y mayor satisfacción de los clientes al minimizar los desajustes entre lo que se etiqueta y lo que se cobra. Además, los recursos humanos disponen de más tiempo para concentrarse en otras tareas cruciales, lo que aumenta la productividad y la eficacia operativa.